sábado, 27 de septiembre de 2014

Grito silencioso

Mis labios están cosidos con hilo de terciopelo negro.
Llevo puesta una eterna sonrisa,
aunque mi corazón llora.

Con una llave de plata abro mi pecho.
En el interior hay una pequeña pero intensa luz roja que parpadea de forma intermitente.

Encendido
Apagado
Encendido
Apagado

Me posiciono frente a una criatura, ahí, con mi eterna sonrisa y mi corazón parpadeando.
Entonces, la luz comienza a aletear a mucha velocidad y sirenas comienzan a sonar en mi interior.

Pero esa criatura no hace nada.
Arranca un trozo de mi camisa y lo coloca a modo de venda sobre sus ojos.
Luego canta una canción para acallar el ruido de mi sirena particular.
Sonríe y me saluda haciendo una exagerada reverencia con su sombrero de copa barata.
Se marcha.

Mi corazón se agrieta un poco más.
La luz se apaga por unos minutos.
Creo morir.
He muerto.
¿Estoy muerta?

No.
No lo estoy. Mi corazón vuelve a parpadear.

Frente a mí hay una fila infinita de criaturas cantarinas, con vendas en los ojos y sombrero de copa barata.

Puede que no haya muerto esta vez, pero como no encuentre a alguien que abrace mi corazón lo haré.

¿Dónde está aquel que ayude a iluminar mi corazón con suavidad?
¿Dónde está aquel que cuando acaricie mi corazón éste se vuelva de color blanco?
¿Dónde está la delicadeza, el cariño, la pureza del que posea otro corazón como el mío?

¿Dónde?
¿Dónde?
¿Dónde?