sábado, 26 de octubre de 2013

Todo

Que si lloro en mis sueños, es por ti.

Que si no atiendo a mis lecciones, es por ti.

Que si mi pensamiento se pierde, es por ti.

Que si sonrío, es por ti.

Que si suspiro, es por ti.

Que si muero, es por ti.

Que si escribo estas lineas, es por ti.

martes, 22 de octubre de 2013

Intimidades

Tus brazos rodeándome con fuerza
No me dejes ir

Tus labios devorando los míos
No te detengas

Tus ojos recorriendo mi alma
No dejes de mirarme

Tu cuerpo presionando el mío contra el colchón
 No me permitas escapar

Tu rocío bañando mi cuerpo desnudo
     No dejes de hacerlo brillar

Tus suspiros recitando versos en mi oído
 No detengas tu canto

Todo tú adentrándote en mi cuerpo con pasión
 Sigue, por favor

Amor de ensueño

Si sueñas con él,
y notas que el mundo se empieza a nublar,
y sientes que vas a despertar,
y entonces tu corazón susurra como si fuera un planto:
"No, por favor, deseo morir"

Eso y solo eso, es amor

miércoles, 16 de octubre de 2013

Eterno río rojo

Era una tarde de primavera en la que ya se dejaban ver los primeros retazos del verano. El Sol ensartaba sus gloriosas agujas de luz sobre el eterno vestido del Río, cosiendo al mismo brillantes detalles que relucían aún más cuando los peces saltaban animadamente sobre la prenda.

Una dulce y fría brisa matutina acariciaba las delicadas corolas de las amapolas y hacía llorar de alegría a los pequeños brotes verdes de hierba que crecían tímidamente bajo los viejos olmos.

Una joven ataviada con telas blancas, casi transparentes, flotaba en el Río portando en su rostro una tierna sonrisa, su cuerpo irradiaba luz, quietud, la más absoluta paz. En su pecho crecía una rosa roja que destacaba sobre la pálida indumentaria de la joven.

La rosa crecía sin parar, salvajemente sobre su pecho, dejando a su paso un hilo de pétalos rojos que adornaban el vestido azul del río.

Silencio.

La joven sigue el curso eterno de tela azul bañada en dulces y tiernas rosas rojas.

El bosque rojo, cándido y limpio queda en paz.

Lirios Blancos

Lo único que necesitaba:

Un día nublado en el que el Sol intentaba aparecer desesperadamente.
La ventana abierta dejando entrar la fresca brisa de la mañana.
Una cama de plumas y sábanas de seda extremadamente suaves.
Vestir su camisón de algodón con olor a vainilla.
Miles de lirios blancos adornando su lecho.
Abrir el tarro de mariposas azules y dejar a éstas volar libremente hasta posarse sobre sus párpados.
Una canción lenta y sin letra que se repetía en el gramófono.
Apretar contra su pecho aquel mensaje corto y de amor que le regaló.
Un bote de pastillas vacío sobre la mesilla de noche.
Una sonrisa.

La niña se ahogó entre pétalos de lirios al fin.

martes, 8 de octubre de 2013

Cuenta atrás

          Mi corazón es una bomba cuya cuenta atrás no se detendrá nunca
          pues no tengo la fuerza necesaria para cortar el cable rojo.

                                                 ... 3... 2... 1...

                                                       ¡Bum!

           De nuevo las colinas bajo mis ojos se bañan en ríos de sal.

lunes, 7 de octubre de 2013

Carpa

Todo a mi alrededor son focos cegadores que parpadean sin cesar.

Luz.
Oscuridad.
Luz.
Oscuridad.

Todo a mi alrededor son butacas vacías sobre las que se sientan ecos silenciosos llenos de críticas.

Eso está bien.
Eso está mal.
Eso no debes hacerlo.
¡Hazlo!
¡No puedes!
¡Debes!

Todo a mi alrededor son caras pintadas de colores que no consigo reconocer.

Rojo, quizás.
Azul, quizás.
Blanco, quizás.
...
Negro.

Todo a mi alrededor son trucos de magia, ilusiones, engaños, mentiras.

Sí.
No.
Aparece.
Desaparece.

Yo pertenezco al circo también, no hago menos que ellos.
Quizás.
No lo sé.
Solo estoy segura de que hoy, yo, soy yo:

Y soy una funambulista que camina sobre un sueño tejido con los hilos de de una tela de araña.

Tambalearse.
Caer.
¿Morir?

viernes, 4 de octubre de 2013

El café de las tres y media

La Cafetería de la calle que hace esquina con la estatua del Marqués:

Los papeles desgastados y casi por completo rasgados de color rosa sucio cubrían las lisas paredes y los suelos de madera vieja hacían de aquel lugar un sitio que pareciera estar perdido en el tiempo.

Carteles y anuncios de CocaCola protagonizados por Marilyn Monroe, cuadros con margaritas casi deshojadas colocadas sobre un jarrón de cristal limpio, y los expositores con viejas máquinas de escribir hacían de aquel lugar un sitio peculiar.

Sus pocas ventanas hechas de preciosos vidrios coloreados de rojo, azul y verde. Cuando los rayos del Sol atravesaban éstos, parecía formarse un verdadero arcoiris en el interior, lo que convertía aquel lugar en un sitio mágico.

Una pequeña pizarra se asentaba sobre la barra:

                                                          Café solo: 1'20€
                                                          Café con leche: 1'20€

Y nada más.
Eso era lo único que les bastaba a Ellos para disfrutar: Un sitio perdido, un sitio peculiar, un sitio mágico y un café.
Él, solo.
Ella, con leche.

Pero esta vez, Él lo pidió con leche también.

Él y Ella, como siempre, sentados en la mesa más apartada y, bajo la tenue luz ámbar de una lámpara de tela anaranjada, charlaban en voz baja, casi susurrando y sin querer llamar la atención, como si hubieran cometido algún tipo de crimen.

Ella aquel día no dijo nada, simplemente le miraba a Él, pero no como siempre. Más bien miraba hacia una zona concreta de Él: su dedo anular izquierdo.

Él hablaba y hablaba como hacía siempre, sin prestar demasiada atención a lo que sucedía a su alrededor, distraído... Hasta que se dio cuenta. Sus ojos notaron la fijación que tenía la mirada de Ella sobre su mano y rápidamente calló. Bajó la mano izquierda lentamente hasta ocultarla por completo bajo la mesa, sobre su propio muslo.


Silencio.
El tic-tac de las manecillas de un reloj de cuco sin cuco.
Una lágrima contenida.
Y de repente...
Una pequeña sonrisa dibujada sobre los labios de Ella.


Ella habló por primera vez aquel día y Él, continuó con su charla.

Un adiós y un beso.

Al día siguiente, el papel rosado había caído por completo, las margaritas de los cuadros estaban totalmente deshojadas y los expositores ahora se encontraban  resquebrajados.
No quedaba rastro de tiza en la pizarra.

En la puerta un cartel:
                       Cerrado



martes, 1 de octubre de 2013

Monday's Morning

Vestido azul.
Miles de pájaros volando dentro de mi pecho.
Alas creciendo en mis tobillos.

Dos gotas de perfume.
Máscara en los ojos.
Un mechón de pelo girando entre mis dedos haciendo parecer éste un gesto involuntario.

Mis piernas cruzadas.
La punta de mi bota apuntando en la dirección correcta.
Sutil movimiento de lengua sobre los labios.

Ni una sonrisa, ni un cumplido.
Aparentemente nada,
pero algo a la vez.

Un brillo en tu mirada

Sentado en una de las innumerables mesas de la Cafetería, pasando inadvertido cual sombra gris reflejada en una negra y decrépita pared, me dedico a escribirte esta nota en una servilleta blanca. A ti, bella doncella que esperas sentada en la mesa contigua a la mía. Tu rostro sonrosado se asemeja al de Afrodita pero tu alma es tan negra como la de la musa Melpómene. ¿Qué oscuros y trágicos pensamientos rondarán tu mente, amada mía? Sean cuales sean, aquí te muestro los míos.

Escribo a tus labios finos de color cereza, a tus dientes perlados y a tu pálida y fría piel. ¡Oh, tan frágil te ves, mi amor! Escribo también a tu ondulado y brillante cabello rojo que cae sobre tus descubiertos hombros como ríos de sangre que fluyen sobre la nieve de la cima de la montaña, la más pura, la más bella. Escribo, mi dulce y marchita flor, a tus ojos azules, tristes y melancólicos que derraman brillantes diamantes sobre la taza de café que tienes frente a ti. Aquellas bellísimas lágrimas que caían de tus ojos fueron las que me enamoraron, se quedaron grabadas en mi mente y ya nunca jamás podré olvidarlas. 

Siento el irrefrenable deseo de correr hacia ti y besar cada una de esas lágrimas, impregnar mis labios con tus penas y así hacerte olvidar. Dulce niña, te aseguro que mis besos serán más efectivos que un largo paseo por el Leteo. Dulce niña siento delirar al verte, déjame besarte, déjame acercarme a ti... 
Las lágrimas siguen cayendo y yo no puedo soportarlo más... Hermosa imagen la tuya, querida. Dicen que ninguno de nosotros es perfecto, pero eso es porque nunca te han visto llorar. 

Tú y tu divina perfección es lo que me harán enloquecer, así que niña, te lo suplico, déjame beber tus lágrimas y así podré volver a ser feliz.


(Nota: Este relato fue escrito el día 12 de Marzo del año 2013 con motivo de un concurso literario)