miércoles, 31 de diciembre de 2014

Primer día de colegio

En el colegio, la profesora pregunta a los niños de clase.
Ellos tienen sonrisas en sus rostros, están contentos de poder ver a sus amigos, comparten sus juguetes, casi no prestan atención a la profesora.
Todos responden lo mismo, todos responden alegremente.
Todos...

_ ¿Y tú? ¿Qué tal has pasado las vacaciones de Navidad?
_ Estas Navidades no he pensado en suicididarme, ¡así que bien!



¿...Todos?

sábado, 27 de diciembre de 2014

Viajes en el tiempo

He hecho un viaje en el tiempo, sin darme cuenta, sin quererlo.

Al pasado, a un oscuro pasado lleno de humo contaminante y de niebla tóxica que no me deja respirar.

Vuelvo a tener quince años.

Vuelvo a ser pequeña, vuelvo a tener miedo de los insectos, vuelvo a tener miedo de ensuciar mis zapatos rojos.

Pierdo toda noción de mí misma.
¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Dónde estoy?

A veces me miro al espejo y me pregunto qué es el miedo y por qué lo tengo.
Sobre todo me pregunto por qué tengo miedo a los insectos si con un pisotón podría aplastarlos.
Es cierto que mis zapatos se ensuciarían pero... siempre se pueden limpiar con un pañuelo blanco.
Luego quemar ese pañuelo.

Evaporar los restos de los insectos,
las almas de los insectos.
Los insectos.

Pero... ¿Por qué no soy capaz?
¿Me da miedo el fuego?
¿Me da miedo quemarme y que duela?

El dolor me da miedo
Sí, debe ser eso.

El dolor me da miedo.
El dolor me da miedo.
El dolor me da miedo.



Y no sé encender una cerilla.

martes, 14 de octubre de 2014

Mapa

Hoy alguien me propuso algo:


"Cierra los ojos. Concéntrate e intenta eliminar a aquella persona que sabes que deberías olvidar pero que, por alguna razón, aún no has podido. Vamos, imagina su silueta y, como si fueras una goma de borrar, elimínala"

Y entonces yo cerré los ojos, y pensé en alguien a quien tuviera que olvidar, por mi bien, por el bien de todos, por el bien de mi corazón y por el bien de mi cordura.

Pero rápidamente abrí los ojos y una pregunta se formuló en mi mente:

"¿Por qué debería olvidar, si me gusta pensar en esta persona? ¿Por qué, si es un dolor dulce? ¿Por qué, si puedo flotar en mis propias lágrimas de melancolía? ¿Por qué, si me gusta imaginar que algún día volverá y me volverá a regalar flores rojas y pondrá mariposas azules en mi pelo? ¿Por qué debería olvidar?"

Entonces, abrí mucho más mis ojos y
no pestañeé durante largo tiempo.

Y no le olvidé.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Grito silencioso

Mis labios están cosidos con hilo de terciopelo negro.
Llevo puesta una eterna sonrisa,
aunque mi corazón llora.

Con una llave de plata abro mi pecho.
En el interior hay una pequeña pero intensa luz roja que parpadea de forma intermitente.

Encendido
Apagado
Encendido
Apagado

Me posiciono frente a una criatura, ahí, con mi eterna sonrisa y mi corazón parpadeando.
Entonces, la luz comienza a aletear a mucha velocidad y sirenas comienzan a sonar en mi interior.

Pero esa criatura no hace nada.
Arranca un trozo de mi camisa y lo coloca a modo de venda sobre sus ojos.
Luego canta una canción para acallar el ruido de mi sirena particular.
Sonríe y me saluda haciendo una exagerada reverencia con su sombrero de copa barata.
Se marcha.

Mi corazón se agrieta un poco más.
La luz se apaga por unos minutos.
Creo morir.
He muerto.
¿Estoy muerta?

No.
No lo estoy. Mi corazón vuelve a parpadear.

Frente a mí hay una fila infinita de criaturas cantarinas, con vendas en los ojos y sombrero de copa barata.

Puede que no haya muerto esta vez, pero como no encuentre a alguien que abrace mi corazón lo haré.

¿Dónde está aquel que ayude a iluminar mi corazón con suavidad?
¿Dónde está aquel que cuando acaricie mi corazón éste se vuelva de color blanco?
¿Dónde está la delicadeza, el cariño, la pureza del que posea otro corazón como el mío?

¿Dónde?
¿Dónde?
¿Dónde?

martes, 26 de agosto de 2014

Ansiedad

Tengo la cabeza rota.
Pero lo peor de todo no es eso, es que me doy cuenta de que está rota.
Sé de sobra que mis pensamientos son extraños, que mi comportamiento es extraño, que toda yo soy extraña.

El aliento me falla de vez en cuando, el corazón palpita en la boca de mi estómago y solo quiero morir.
Hacer que desaparezca toda esta maldita sensación de continuo agobio.

Siento que tanta libertad no es buena,
desearía que alguien cogiera mi mano y me guiara
y que yo, con los ojos cerrados, pudiera seguirle sin preocuparme de nada.

No quiero tener el control, no quiero ser la líder de mí misma,
me da miedo,
estoy asustada.

Ahora puedo soportarlo, pero... ¿y en unos años?
¿Me convertiré en lo que más temo?
¿Una criatura con un cuerpo ordinario, normal, estándar, pero con una mente terrorífica, esquizofrénica, paranoica, obsesiva...?
¿Una criatura con el alma encerrada en una jaula llamada miedo?

¿Por qué he de ser así?
¿Por qué?
¿Qué soy?
¿Qué?

Por... un juego de algún ser superior que quiere verme sufrir.

Soy un juguete roto esclavo de un amo que no tiene intención de arreglarme.




lunes, 25 de agosto de 2014

Belle

_ ¿Qué me dirías... si un día apareciera con la falda subida por encima de las rodillas, con la blusa desabrochada hasta el ombligo y me sentara en tu regazo? Dime... ¿Qué me dirías?

Él no dijo nada. La cogió de la mano y besó el dorso de la misma con delicadeza. Tras esto la llevó hasta su dormitorio. Aquel extraño dormitorio. La recostó sobre la cama con suavidad, pero luego, con brusquedad, desabrochó su blusa hasta el ombligo y subió su falda. Se posicionó sobre ella y recitó estas palabras: "Te amo"

Luego la besó.

domingo, 13 de julio de 2014

Hades

Hoy Hades se rehúsa a devolver a Perséfone a su madre.

Quizás por eso las flores siguen muertas,
quizás por eso el cielo sigue llorando,
quizás por eso las montañas visten de blanco aún.

¿De verdad todas las flores están muertas?

¿De verdad?

Yo no lo creo...

Hades me ha dicho que en su corazón no paran de florecer bellas amapolas de vivos colores.

¿Quien soy yo para arrancar las flores del corazón de un enamorado?

sábado, 21 de junio de 2014

Dos Estaciones

En este momento me hallo sentada en uno de los carcomidos sillones del tren, pero no cualquier tren. Mi tren. Aquel que vaga por las vías sin rumbo fijo, que se detiene en los momentos más inesperados, aquel que chirría de vez en cuando, aquel que me muestra paisajes tan bellos como los de un bosque verde o un lago de agua cristalina... Mi tren.

Mis dedos repiquetean sin cesar sobre una de las mesitas que tiene el tren mientras miro por la ventana cada cinco minutos. Ya vamos a llegar a la estación, la temible estación llamada Despedida.

Ahora que había abierto la puerta de mi vagón y había cruzado al siguiente... Ahora que me había sentado en la misma mesa que tú y habíamos compartido palabras increíbles y pensamientos inconfesables... Ahora que empezaba a disfrutar mi estancia en el tren...

La robótica voz anuncia la llegada de la próxima estación. Pararemos en una ciudad lluviosa, lo presiento. Una en la que palabras como "Sol", "calidez" y "felicidad" no existen. No bajaré en esa estación, lo sé. Pero también sé que pararemos allí por largo tiempo.

Finalmente... llegaremos a la última estación. Tu última estación. Y en parte un poco mía también. De los dos.

Si soy sincera, esta es una de las estaciones más aterradoras en las que mi tren, irremediablemente, tendrá que parar , pues no tengo idea alguna de cómo será esa ciudad llamada Despedida.

Bajarás en esa estación y yo no podré hacer nada.

No podré gritar que no lo hagas aunque quiera, pues no tendré voz.

No podré agarrar tu abrigo e impedir que bajes, pues mi cuerpo se paralizará.

No podré ni tan siquiera verte bajar del tren, pues mis ojos estarán inundados por las lágrimas.

¿Qué puedo hacer?

¿Qué puedo hacer?

¿Qué puedo hacer?

La respuesta es sencilla.

Nada.

Escribir en un pequeño papel un "Adiós" y meterlo en el bolsillo de tu abrigo discretamente. Lo haré cuando estés colocando sobre tu cuello aquella bufanda de lana de colores azules, esa que tanto te gusta, sí, esa tan tuya.

Nada más, nada menos.

¿Qué más puedo hacer?

¿Qué más puedo hacer?

¿Qué más puedo hacer?

¿Qué puedo esperar?

Despedida, te acercas y solo puedo llorar.

sábado, 22 de marzo de 2014

Pequeña respuesta

A veces río fuertemente por cualquier diminuto hallazgo divertido que encuentro en el mundo, con cada pequeño y fácil chiste que narra uno de mis allegados, llegando incluso a derramar lágrimas de pura felicidad.

"¿Por qué?" Me pregunta la gente al verme en tal estado. ¿Por qué esa risotada tan exagerada? ¿Por qué lloras por tan poca cosa?

La respuesta la guardo en lo más profundo de mi corazón.

He de captar cada gota de felicidad que se cruce en mi basto camino de espinas, pues esa será la luz que me guíe en la oscuridad. Un diminuto rayo de luz que mantiene viva la esperanza en mi alma.

Por eso río de esa manera y lloro, lloro de alegría.
Por saber encontrar la felicidad, aunque solo sea por efímeros instantes.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Psique

Amado y tan querido Príncipe,

tú que susurras en mi oído suaves y oscuros versos, que me robas besos cargados de dulce veneno, que me abrazas con tus alas de cuervo, que lloras lágrimas de sangre implorando mi amor,

no puedo aceptarte, no puedo corresponder tus caricias, no puedo dejarme amar por ti, pues no conozco tu rostro, aunque tu voz melosa evoca al sueño idílico, a la más maravillosa de las fantasías oníricas, a la libertad del alma, (libertad sin cadenas, sin ataduras, sin jaulas de oro) no puedo saber quién eres y siento miedo.

Perdóname amado Ángel nocturno, pero no tengo tanto valor como Psique.
Nuestro romance solo podrá darse a media noche, cuando me encuentre recostada en el lecho, pisando la línea que separa la vida y la muerte, cuando esté soñando.

Aparécete ante mí y consumamos nuestro amor por efímeros instantes, bajo el manto de La gran Dama Blanca, hasta que el malvado Rey nos hiera con sus espadas de fuego y, como vampiros, tengamos que huir.

Tú, a tu reino de sombras, misterio y libertad.
Yo, a mi reino de desolación, aburrimiento y putrefacción.

jueves, 6 de marzo de 2014

Máscara de terciopelo

La máscara de la locura, la más profunda de todas, aquella que es del color del abismo, se ha pegado a mi piel y sé que ya jamás la podré quitar.

Cuando llevo esa máscara puesta nada importa, mi alma es libre y baila dentro de mi cuerpo moviéndolo descaradamente, con gestos lascivos y libertinos.

Y no puedo parar de reír, de carcajear más bien, todo es divertido.

No existe lo malo ni lo bueno. Solo existe lo placentero. Y eso está bien.

Solo puedo portar esta extraordinaria máscara cuando estoy sola, en una habitación oscura, pues ni el Sol ni la Luna podrían verme de este modo.

Si alguien me viera en este estado de dejadez y diversión total y absoluta, en este mundo donde nada existe más que el gozo, el deleite y la dicha, me condenaría a la guillotina, al fusilamiento o a la quema en un poste, como hicieron con las antiguas brujas.

"¡Descarada!"     "¡Atrevida!"    "¡Desvergonzada!"    "¡Insolente!"

Por eso he de cubrir mi rostro con capas y capas de máscaras e irlas poniendo o quitando según requiera el personaje que se disponga a conversar conmigo.

Me pregunto...
Me pregunto...
Me pregunto...

Si habrá alguien a quien pueda enseñar mi máscara negra aterciopelada.

martes, 4 de marzo de 2014

Corazón arrancado

Habitaba yo en un frondoso bosque, sin más compañía que la más absoluta de las soledades, cuando un pájaro de alas azules se sumergió en mi corazón y arrancó un pedazo de él. Luego salió de mi pecho y voló hacia el cielo mientras despedazaba aquel trocito de mi universo.

Al principio la herida no dolía, no sentía nada, es más, me sentía liberada ya que mi corazón pesaba menos, mi existencia se aligeraba por momentos. Era algo maravilloso.

Sin embargo, al no curar la herida, ésta se infectó y comenzó a arder como si mil llamas del infierno se hubieran adentrado en mi interior.

Sentí miedo, frustración, tristeza, desesperación, odio, rabia.

Sentimientos mezclados que hoy no sé cómo remediar.

Dudo que algún día sepa cómo.

martes, 25 de febrero de 2014

Perfección II

Hay veces en las que pienso en pegarme un tiro. Así, sin más. Pero jamás lo podré hacer. ¿Por qué? Porque una pequeña y molesta vocecilla llamada Perfección comenzaría a cantar en mi cabeza y a darme consejos sobre cuál sería la mejor manera de hacerlo.

"¿En serio vas a escribir eso como nota de suicidio? Yo creo que es mejor si cambias esta parte, y esta, y esta. Ah, y sobre todo esta parte, la del final, la de la herencia."

Y ahí estoy yo. Cambiando mi nota de suicidio. Y me puedo tirar más de cuatro horas realizando cambios, así que se me echa la noche encima y, claro, ya estoy demasiado cansada como para quitarme la vida. Así que marcho a dormir. Ya pensaría una mejor forma de hacerlo mañana.

Al día siguiente cojo la pistola y la apunto sobre mi cabeza.

"¡Ey, espera! ¿Pero tú estás segura de que ahí es mortal? Figúrate que te quedas a mitad de camino... Yo creo que deberías investigar un poco antes de hacerlo."

Así que dejo la pistola a un lado, voy a la biblioteca, cojo todos los libros sobre medicina que encuentro y me centro en estudiar los campos del cerebro, qué partes son más vulnerables, qué huesos más fáciles de atravesar, en qué zonas con solo dar un pequeño golpe bastaría para conseguir una muerte rápida... Y claro, de nuevo se me hace tarde, tengo deberes de filosofía que hacer, he de volver a casa, no vaya a ser que mamá se preocupe, y al final pues... no me suicido. Mañana ya lo haré más tranquilamente, pienso yo.

Al día siguiente cojo varias pastillas del botiquín y hago una rica macedonia con ellas. Sobredosis, otra buena forma de morir, creo.

"Esto duele, te lo digo yo. Además, vas a vomitar las pastillas y al final acabarás muy mal. Te dolerá la tripa. La verdad, sería más efectivo con un veneno potente. Claro que, a ver dónde vas a comprar tú un veneno potente. ¡Cómo si eso se vendiera así como así! ¡Buff! No, de ninguna manera. Además, no es una forma limpia de morir. Figúrate que vomitas o escupes sangre o vete tú a saber qué más. Qué desagradable para el que lo encuentre, ¿no? Tú quieres morir de una forma bella y tranquila, ¿verdad? Pues así no lo vas a conseguir. ¡Y aparte! ¿Te acuerdas de cuando leísteis Madame Bovary en clase de literatura? ¡Qué espectáculo más asquerosito! Imagina si te pasa a ti. Que todos te recuerden agonizando, gritando y con una cara horrible... Mejor piensa otra forma, anda."

Y de este modo tiro las pastillas a la basura. Me hago la sueca cuando mi madre pregunta dónde han ido a parar todas las medicinas que había en casa y me pongo a ver la televisión, porque, sinceramente, estoy cansada y no me apetece pensar en otra forma de morir en ese preciso momento.

Y así día tras día.

Entre los deberes de filosofía, que si empieza mi programa favorito, que si leo las divertidas conversaciones de mis amigos por el móvil, que si ahora me apetece dibujar, que si tal, que si cual y que si le sumamos la voz de la Perfección que no me deja acabar con mi vida si no es de una forma perfectamente perfecta pues... pues nada. Me toca seguir viviendo.

¡Qué le vamos a hacer!

Perfección

Perfección

Es aquella maldita piedra en mi camino.
Es aquella nube oscura que me impide ver la claridad del cielo.
Es aquella cadena de espino que hiere mi corazón.
Es aquella que se burla de mis lágrimas.

Es aquella que jamás me dejará ser libre.

domingo, 16 de febrero de 2014

Reí

¿Por qué río cuando mis ojos derraman lágrimas sin cesar?
¿Por qué si mi corazón muere en un estallido interno de colores y creatividad?
¿Por qué si no puedo expresar con palabras todo el gozo de mi alma al agarrar un pincel, al pintar un lienzo en blanco?
¿Por qué si nadie parece comprenderme?

¿Por qué reí?
¿Por qué reí?
¿Por qué reí?

sábado, 8 de febrero de 2014

Tragaluz

En mi dormitorio, mi santuario, destaqué hoy varios objetos que solo hoy se me hicieron interesantes y brillantes.

Dos falsas rosas negras puestas en un jarrón de cristal liso que custodiaban una rosa de tonos pardos, marchita desde hace años. En el interior del jarrón, un papel rosado con un trocito de mi corazón.

Una lámina con la figura de Ofelia muerta sobre el río, cubierta de flores.

Una máscara veneciana traída desde la mismísima Italia, de color negro y plata. Brillante.

En la pared un arlequín de ojos vacíos que llora diamantes que no relucen.

A su lado adorna una diadema de pequeñas y delicadas flores blancas.

Sobre el escritorio de color verde se ve una caja que contiene una pluma, tinta, una pequeña vela roja, papel grueso y sobres, los cuales jamás han sido usados.

También sobre esa misma mesa, una maqueta de una mariposa, y justo a su lado, un precioso libro de hadas.

En una de mis estanterías reposan dos hadas que guardan infinidad de pequeñas cosas que conservo por su belleza o por sus recuerdos: Orquillas de rosas blancas o con mariposas de plata, frascos de perfume vacíos, la cajita azul en la que me regalaron mi primer diario, caramelos...

En el techo un tragaluz que muestra siempre el cielo.

Tan blanco.
Tan puro.
Tan lejos.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Solo por un día

Querido esposo, siempre te he amado y te he temido.

Desde mi nacimiento me reclamaste a tu lado.
Pronto me robaste mi primer beso, fue en una noche de belleza sin igual, iluminada con una espléndida Luna, brillando en su máxima expresión e invitando a los lobos y a otras criaturas de la noche a entonar canciones amorosas, canciones que se cuelan en mi oído y hacen que sonría.

En las frías noches de invierno, me abrazabas fuertemente, me arropabas con tus alas negras para intentar darme calor y hacerme sentir segura, sin embargo, el efecto que producía era bien distinto, pues sentía dulces escalofríos recorriéndome enteramente y una agradable, incluso excitante, sensación de temor que inundaba mi alma.

Vivir una eterna noche contigo es simplemente hermoso, descubrir los misterios de la oscuridad, bailar sobre un lago de profundidades inimaginables...
Luego, dormir sobre tu pecho en una cama de madera de ébano preciosamente decorado con hiedra y flores de belladona; cubriendo nuestros cuerpos con sábanas tejidas por viudas negras; reposando la cabeza sobre almohadas de plumas de cuervo...

Todo es bello, es hermoso.
Tú eres aún más bello, aún más hermoso.

Sin embargo...

Echo de menos la luz del Sol, echo de menos sentir la calidez sobre mi piel, echo de menos vestir de blanco, echo de menos contemplar el nacimiento de una nueva primavera, echo de menos los amaneceres...

Esposo, te acepté a mi lado desde el momento en el que besaste mis ojos y me regalaste el don de ver la belleza allí donde otros no pueden verla, el don de vivir en una eterna fantasía, el don de ver aquello que está más allá.

Pero por favor, te suplico, te ruego que me dejes ver el Sol una vez más.

¿Podrás, querido mío, cumplir mi deseo algún día?

Lágrimas congeladas

Siento la terrible y fría brisa que es la confusión sobre mi piel de cristal.

Camino con los pies desnudos pisando suavemente sobre la blanca nieve, sobre las pisadas de otros viajeros que, como yo, intentan escapar de este laberíntico páramo helado, sin embargo, son demasiadas huellas, demasiados caminos cruzados, demasiadas elecciones... Me pierdo de nuevo.

Las nubes cubren el cielo, evitando que los rayos del Sol me guíen.

No puedo ver, mis ojos están cubiertos con un delicado pañuelo de nieve. Los copos azules se posan sobre mis pupilas y me impiden seguir el camino. La belleza de estas sólidas lágrimas de Invierno me deslumbran y hacen que me detenga...

El viento aúlla confundiéndose con el canto de los lobos, que esperan pacientemente a que me caiga, a que tropiece para entonces, poder devorarme.

Muero lentamente por congelación, pero ¡Oh, que bellas son estas lágrimas!

Alondras

Caminaba en el crepúsculo de la tarde, bajo un cielo con tintes rosados y alguna que otra nube blanquecina, cuando, de pronto, ante mí aparecieron nubes grises que adornaban un cielo azul que cada vez se iba oscureciendo más y más. Alcé la vista para admirar aquel increíble contraste de colores cuando dos cuervos volaron sobre mi cabeza y en dirección contraria a la mía.

¿Qué habría más allá, allí, bajo el cielo de nubes oscuras, para que incluso los cuervos, hijos de la oscuridad, huyeran rápidamente?

No lo sabía, no podía saberlo, así que solo caminé.

Porque tampoco podía volver atrás, mi destino estaba sellado.

martes, 28 de enero de 2014

Socorro

Frialdad, me quedo sin aire, aquí no hay oxígeno.

Mis húmedos labios intentan pedir auxilio.
Mis estridentes súplicas se ahogan en un océano oscuro, profundo, abismal.
Mis gritos se transforman en silenciosas burbujas que ascienden lentamente hasta la superficie,
sin embargo, mueren al atravesar la frontera transparente.
Mis lágrimas se confunden en la inmensidad del mar.

Ni los peces más extraños habitan en la profundidad marina en la que me hallo,
ni una mísera alga habita aquí
pues los rayos del Sol se desvanecen, no logran iluminarlas.

Soledad y Muerte

La destrucción de mi alma en pocos segundos.

lunes, 6 de enero de 2014

Devora mi alma

Si eres tú el que me llama,
me adentraré en la sombra más oscura.

Si eres tú el que pide mis besos,
encantada besaré tus labios malditos y envenenados.

Si eres tú el que reclama mi cuerpo,
me recostaré a tu lado sobre un lecho de rosas negras.

Dejaré que sus espinas se ensarten en mi corazón como puñales,
y moriré desangrada.

Bebe mi sangre, mi querido ángel de las tinieblas, convierte las rosas negras en rojas, deja que mi cuerpo se transforme en pétalos de color carmín y, finalmente,
devora mi alma.

jueves, 2 de enero de 2014

Existencia

Me avergüenzo de mi existencia.

Simplemente me avergüenzo de no ser capaz de realizar el mayor de mis deseos.

Afirmo con certeza y desde lo más profundo de mi frágil alma tintada que, si pudiera, daría alas a mi alma.
Sin embargo existe en mí un asqueroso sentimiento de cobardía que me impide despegar.

No deseo permanecer en este mundo podrido y lleno de hipocresía ni un segundo más.
No deseo permanecer en este odioso baile de máscaras por más tiempo.
No deseo existir junto a seres inmundos.

Solo deseo volar.