sábado, 26 de diciembre de 2015

El poema más bonito

A principios de verano, en una cálida noche en la que solo podía oír ruidos atroces, pisadas sobre botellas rotas y humo, me regalaste un libro con poemas de amor.

Después de esa noche no volví a verte más.

Años más tarde apareciste de nuevo, caminando por un sendero sin nombre, a principios de verano también.

"¿Cuál ha sido el poema que más te ha gustado?" Me preguntaste.

"Sin duda, este" Respondí yo señalando la pequeña y tierna dedicatoria que escribiste la noche en la que me dejaste.

domingo, 12 de julio de 2015

Reloj

Un gato rojo duerme
sobre la rama de un árbol.
Su rabo se balancea
como el péndulo de un reloj antiguo.
Las horas pasan sin cesar
anunciando la llegada de un ángel oscuro.

Dong

El gato rojo se ha despertado,
sus ojos fantasmales me han absorbido sin compasión.

jueves, 2 de julio de 2015

Querido Diario

Querido Diario:

Hoy no vengo a relatarte mi vida, sino a contarte uno de mis sueños. Esta noche ha habido tormenta y por eso he dormido tan bien. No sé por qué, pero solo cuando el cielo se oscurece y los rayos iluminan mi ventana puedo soñar cosas maravillosas.

No sé, diario, quizás sea porque la lluvia que se desliza sobre mi cristal hace las veces de cortina protectora e impide que malignos espíritus y pesadillas se cuelen en mi pequeño mundo de fantasía. O quizás sea porque las gotas de lluvia son como balas que destruyen a monstruos que intentan comerme...

No lo sé, diario, y no creo poder saberlo nunca, de momento disfrutaré de estas noches tan inusuales y dormiré.

¡Bueno, como te decía! Mi sueño trata sobre...

domingo, 28 de junio de 2015

¡A la mar, mi Capitana!

Camino con presteza por el puerto en busca de sirenas que porten cabellos de oro y miradas abismales, profundas y siniestras como el lugar más recóndito del océano.
Busco sirenas de hermosas e hipnóticas voces que deseen cantarme una canción de cuna para así nunca jamás despertar.
Mas mi búsqueda fue en vano, pues no hallé a ninguna de estas preciosas criaturas mágicas, sino a un marinero de ojos llorosos y voz temblorosa. Su respiración era agitada y sus uñas estaban completamente comidas debido a su estado de nerviosismo.
_¡Tú! ¡Eh, tú!
Me llamó el marinero mientras corría hacia mí con una rapidez que solo había visto en sueños anteriormente.
_¡Capitana, mi capitana!
¿Capitana?
_¡Por fin has llegado! Ya pensábamos que tendríamos que cancelar el viaje. Todos estábamos como locos, pero por fin estás aquí. ¡Date prisa, el barco está a punto de zarpar y todos se encuentran muy nerviosos! Los pasajeros, los marineros, las gaviotas... ¡Todos! ¡Así que vamos, sube!
El marinero me cogió del brazo con fuerza, mucha fuerza. Tanta que pensé que me rompería el brazo. Yo solo podía mirar hacia atrás, deseando no alejarme de allí, deseando seguir buscando a mis sirenas, porque... ¿Qué sabía yo de barcos? ¿Qué sabía yo de navegar? Dios mío, si ni siquiera estaba segura de haber subido a un barco alguna vez.
Intenté explicarle esto al marinero, pero las palabras no salían. Intenté gritarlo, pero mi garganta estaba inundada con agua. De allí no salían más que burbujas que se disolvían en el cielo, explotadas por algún que otro niño de mirada maliciosa...
A una velocidad pasmosa, me puso un sombrero típico de capitán de barco y una chaqueta típica de capitán de barco y unos zapatos típicos de capitán de barco y me puso en la cabina principal, aquella donde es encontraba el timón.
Aquel glorioso volante se me asemejaba a una rueda de la fortuna. Gira en la dirección correcta y llegarás a tu destino; gíralo unos grados y podrías acabar chocando contra un iceberg.
Tras dejarme allí el marinero me encerró en la cabina y se fue, y todo quedó en silencio.
Navegué y navegué durante un tiempo, no sé exactamente cuánto, me perdí como las lágrimas de las ballenas se pierden en el mar. El bamboleo del barco hizo que me relajara, izquierda, derecha, izquierda, derecha... Sin fin, sin rumbo, sin fin, sin rumbo, silencio y...
¡CRASH!
_¡Oh, no! ¡Hemos chocado! ¡El barco ha chocado contra un iceberg!
De pronto mis ojos se abren totalmente y siento frío, mis manos se quedan pegadas al timón. Están completamente congeladas. No puedo hacer nada, no sé hacer nada. Solo puedo escuchar los gritos de la gente, el agua entrando en el barco. Solo puedo escuchar a la muerte caminando por la cubierta del barco...
Entonces algo milagroso sucedió. Una mujer de cabellos trenzados y rojos como las manzanas que tanto me gustan rompió la puerta de mi cabina y entró. Besó mis manos y éstas se descongelaron rápidamente.
_Cierra las compuertas del barco, cierra las compuertas del barco...
Susurró en mi oído y desapareció dejando un dulce aroma a caramelo y a música impregnado en el aire. Recuerdo que dijo algo más, pero no llegué a entenderlo del todo. Bueno, es igual.
Hice lo que aquella extraña mujer me dijo y cerré las compuertas. Automáticamente la gente dejó de gritar, el agua dejó de entrar y todo volvió a estar en silencio.
Yo, ya más calmada y confiada volví a colocar mis manos sobre el timón y seguí navegando por mucho más tiempo...
Muchas veces el sonido se rompió y el agua volvió a entrar, pero no me importó, cerrando compuertas todo volvía a estar normal hasta que un día el barco comenzó a hundirse.
_¡Cerrad las compuertas, cerradlas todas!
_¡Pero mi capitana, no hemos chocado con nada, el agua no está entrando por ningún lado!
_ ¿Y por qué nos hundimos entonces?
_ Porque el barco pesa demasiado.
Al decir aquellas palabras en mi mente resonó la frase que me dijo la mujer de cabellos rojizos y que no llegué a comprender.
"Sin embargo, una vez vuelva el silencio, repara el barco y saca el agua. Te mojarás, sentirás frío y algunas veces te entrara agua en la nariz, pero debes sacar el agua. Si no... te hundirás para siempre"
Te hundirás para siempre.
Hoy es siempre.
Hoy me hundo.
¡Oh, vaya, hola queridas sirenas, os he estado buscando durante siglos!
¿Querríais cantarme una canción?

domingo, 21 de junio de 2015

Caramelos ante el cristal

El tren corre deprisa, tan deprisa que siento cómo mi corazón se acelera. El viento se cuela por la rendija de la ventanilla y mueve mi flequillo con descaro. Los mechones de pelo juegan ante mis ojos y no puedo ver. Mi falta de visión impide que me de cuenta de que he llegado a una nueva parada.
Tiene colores que jamás había visto y es enorme, la gente que espera al tren porta pestañas muy largas, los labios pintados de morado y visten graciosas pajaritas azules. ¡Qué extraño y a la vez maravilloso!

Un aviso se escucha en mi peculiar vagón: "Queridos pasajeros, el tren se detendrá aquí hasta nuevo aviso"

Todos los pasajeros bajan y yo me quedo sola en el vagón. Juego con las mangas de mi vestido esperando a que todos vuelvan, pero no lo hacen así que, finalmente, me decido a bajar yo también.
Todo es distinto, es extraño, hasta el olor es raro, pero me gusta...

En la estación hay una tienda con un escaparate muy vistoso y yo, curiosa como soy, me acerco tímidamente a echar un vistazo. La tienda está llena de objetos maravilloso: plumas de fénix, poemas escritos con agua, tarros de felicidad, flores de amor... Quiero entrar, pero me da miedo, porque yo no tengo las pestañas largas, ni me pinto los labios de morado, ni siquiera he llegado a vestir nunca una pajarita de color azul.

Tras unos minutos vuelvo a mi tren, a mi vagón. Para mi sorpresa, la gente con la que había estado viajando todo este tiempo ya no está. Sus asientos han sido ocupados por estas extrañas criaturas a las cuales no me parezco.

Al cabo de los días vuelvo a salir del vagón y esta vez... esta vez entro en la tienda. El olor a caramelo me embriaga, es simplemente delicioso... Leo poemas, huelo las flores, acaricio las plumas del fénix, incluso me dispongo a comprar un tarrito de felicidad... Pero algo falla. Intento hablar con una de las criaturas, pero ella no me escucha, parece que no puede verme tampoco... Ninguna de las criaturas puede hacerlo.

Al menos eso es lo que yo siento. Quién sabe, mis ojos de gato son pequeños y finos...
Salgo de la tienda sin comprar nada. Noto como mi piel se vuelve más blanca, más transparente. Desaparezco. Soy un fantasma, soy niebla, soy una gota de agua que se cuela por una alcantarilla...
Siento miedo y vuelvo al tren. Echo a las criaturas, incluso a aquellas que no tienen las pestañas tan largas y cuya voz es suave como la de un mirlo... pero no me importa. Soy un gato y los gatos no pueden ser amigos de los mirlos. O eso dicen...

Salto sin cesar, salto sin cesar en el tren y este al final se mueve.

Respiro agitada y comienzo a llorar. Me alejo poco a poco de esa tienda de dulces y cosas maravillosas. Me alejo para nunca más volver.

domingo, 10 de mayo de 2015

En el bosque

Un bosque repleto de árboles altísimos.
Un bosque melódico en el cual el viento baila entre sus hojas.
Un bosque verde y lleno de vida.

Una pequeña flor en mitad del bosque.
Una flor aplastada.
O quemada.
O deshojada.

Una pequeña flor grita silenciosamente en mitad del bosque.

domingo, 26 de abril de 2015

Ella nunca fue nada ni nadie

"Voy a ser la reencarnación física de la belleza"
"Voy a hacer que deseéis mirarme y que os matéis los unos a los otros para conseguir un sitio en la primera fila del escenario en el que me exhibiré con orgullo"
"Voy a bailar al son de una macabra melodía sin fin mientras vosotros gritáis de pura emoción y os arrancáis la piel a mordiscos pues no sois capaces de soportar todo el placer que produce mi visión en vuestros cuerpos"
"Voy a brillar y voy a ser eterna"
"Voy a ser la más bella de las mariposas negras"
"La más preciosa rosa roja con espinas"
"Voy a ser eterna... como una muñeca"
"Voy a ser una muñeca que os hipnotizará a todos"

sábado, 7 de marzo de 2015

Sin título

"De alguna manera creo que voy a morir joven"

No hay poesía en este triste pensamiento, no hay metáfora alguna que iguale el poder de esta frase.
No es necesario nada más que leer cada una de estas palabras detenidamente para sentir el dolor de las mismas, la opresión en el pecho al compartirlas con nadie y las lágrimas retenidas en el corazón.


lunes, 26 de enero de 2015

Felicidad

Mi felicidad viene envasada en un plástico gris con letras.
Mi felicidad se mide por dosis.
Mi felicidad tiene forma ovalada, es pequeña y de color rosa.
Mi felicidad siempre viene acompañada de un vaso de agua.
Mi felicidad se desliza por mi garganta.
Mi felicidad acaba en mi estómago.
Mi felicidad se filtra y recorre todo mi cuerpo hasta llegar al lugar donde nunca pensé que se crearía la felicidad: Mi cabeza.

¿Realmente existe la felicidad?
¿Alguna vez podré encontrarla en libertad, cabalgando cual corcel por un prado verde?

No sé si reír o llorar, o espera, llorar ya no, no puedo.
Es que soy "feliz"

:)

viernes, 2 de enero de 2015

Términos y bellezas raras

Me pregunto muchas cosas últimamente. Muchísimas.
Pero todas están relacionadas con lo mismo: La belleza.

Aquí me acuerdo de un pasaje del libro Romeo y Julieta, de Shakespeare, en concreto, de la escena del balcón, justo cuando la joven dama le susurra a la Luna: "Si una rosa se llamara de otro modo olería igual"

Una rosa... Las rosas son bellas, tengan el nombre que tengan, ¿verdad?
No lo sé, pero brillan ante cualquier luz.
Brillan incluso en la oscuridad.

Yo soy una rosa. Pero no soy bella, ni brillo.
Soy una rosa apagada y marchita que llora gotas de rocío cada mañana.
A mi lado hay una margarita, ella es sencilla, es común, pero está viva.
Es una joven con rubor en sus mejillas, con el alma intacta y de colores resplandecientes.
No es tan bella, pero está viva.

Un caballero se acerca con paso animoso.

¿Qué flor cogerá?

jueves, 1 de enero de 2015

Propósitos

Mis propósitos en un principio eran los mismos de todas las personas.
Cosas banales, muy corrientes y que no merecen mención alguna.
Sin embargo, el día 31 de Diciembre, comprendí que debía pedir algo especial para mí: Vivir la realidad y disfrutarla.

Estaba totalmente dispuesta a ello, decidida, nada me iba a parar.
Nada, excepto los susurros de la noche.
Los cánticos de las sirenas que nadan en lágrimas de melancolía y que me tientan a hundirme en su mar particular.

Fui a dormir y soñé cosas maravillosas y dolorosas al mismo tiempo.

Soñé con un mundo de fantasía que adoro.
Soñé con alguien al que quiero con toda mi alma y al cual la muerte me arrebató.
Soñé con un amor imposible...

Y fui feliz.
Tan feliz que deseé vivir en aquel sueño por siempre.

Hoy es día 2.
Qué poco duran los propósitos de año, ¿no?