martes, 28 de enero de 2014

Socorro

Frialdad, me quedo sin aire, aquí no hay oxígeno.

Mis húmedos labios intentan pedir auxilio.
Mis estridentes súplicas se ahogan en un océano oscuro, profundo, abismal.
Mis gritos se transforman en silenciosas burbujas que ascienden lentamente hasta la superficie,
sin embargo, mueren al atravesar la frontera transparente.
Mis lágrimas se confunden en la inmensidad del mar.

Ni los peces más extraños habitan en la profundidad marina en la que me hallo,
ni una mísera alga habita aquí
pues los rayos del Sol se desvanecen, no logran iluminarlas.

Soledad y Muerte

La destrucción de mi alma en pocos segundos.

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