miércoles, 4 de diciembre de 2013

El lugar al que nunca podré volver

El suave sonido de la tiza blanca sobre la vetusta pizarra,
produce en mis oídos un dulce cosquilleo.

El recuerdo del primer amor que surgió en el aula de paredes gastadas,
produce en mi corazón un delicioso ardor doloroso.

La vista de mi segundo castillo desde detrás de sus muros,
produce en mí una absoluta tristeza.

Ya que jamás podré volver a pertenecer a este mundo.

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