sábado, 21 de septiembre de 2013

23 de Abril (23-Abril-2013)

Una tarde de verano varié el itinerario de mis paseos y acabé tumbada cerca del río. El río donde me asesinaste, aquel en el que dejé de ser una niña.

Cerré los ojos y escuché al río.

Antes me susurraba palabras dulces, hermosas canciones de amor, preciosos cuentos de poetas enamorados... Ahora solo podía oírle llorar, llorar por mí, por mi asesinato.

Recuerdo el día que te amé. Me sumergí en el agua y vi cómo una rosa roja y espinosa quedaba enredada en mi cuerpo. Cuán despreciable me pareció. ¿Por qué ya no era blanca? ¿Por qué roja? ¿Por qué dejé que me asesinaras?
Del río comenzaron a brotar entonces miles de rosas rojas, sus pétalos flotaban sobre el agua, consumiéndola rápidamente hasta que el agua desapareció y solo quedaron pétalos.

Mi cuerpo bañado en pétalos, rojos, todos rojos.

Lloré junto al río y éste susurró por última vez:

                                                "La inocencia es como un río de rosas rojas
                                                                que solo fluye una vez"

No hay comentarios:

Publicar un comentario