sábado, 21 de septiembre de 2013

Aquel vagón con las puertas de cristal (21-Junio-2013)

Sentada en uno de los vagones más antiguos del tren, me deleito con la visión de varios paisajes que parecen correr en dirección contraria a la mía. Algunos son verdes y llenos de flores de grandiosas corolas, algunos son monótonos, otros son desoladores, otros son grandes ríos de agua cristalina que no paran de fluir...

Todos ellos bellos a su manera.

En mi vagón viajan otras personas. Personas importantes a las cuales una vez olvidé ver, personas que se bajaron de improvisto en una estación perdida, personas a las que despedí con lágrimas en los ojos y mi mejor pañuelo de seda ondeando en la mano.

Hay personas que simplemente cambian de vagón, aún puedo verlas detrás del cristal de la puerta de mi pequeño rincón, mi pequeño santuario móvil.

Quien se sentaba un par de filas delante de mí se levantó y cruzó la puerta. Puedo observar su figura desde detrás del cristal.
Pronto se bajará, quizá en la próxima estación.

Quiero levantarme y cruzar la puerta, pero tengo demasiado miedo de hacerlo, así que simplemente apoyo mi mano desnuda sobre el cristal y suspiro mientras un pájaro azul muere dentro de la jaula de un pasajero desconocido.

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