Hoy el viejo Fritz ha muerto, sí, sí, ya sé que se veía venir. Es decir,
con todo lo que ha pasado hasta ahora era de esperar. No sé cómo no se ha
venido antes todo abajo, de verdad, es increíble.
Los engranajes ya chirriaban y estaban algo oxidados, los mecanismos
eléctricos ya no funcionaban y el viejo Fritz tenía que mover la manivela
manualmente, un trabajo duro, sin duda alguna. Mi cabeza ya no es lo que era
antes y costaba hacerla funcionar bien, claro.
Pero siempre da pena, ¿no? Con lo bueno que era… Recuerdo que tenía un
pequeño piso en el hipocampo, una zona agradable, con buenas vistas,
maravillosas a decir verdad, al menos hasta hacía algún tiempo. Ante los
recientes… acontecimientos decidió alquilar un pequeño caserón en el hipotálamo,
aquel lugar era mucho más bonito. Todo lleno de buenas energías, positivismo,
mariposas por aquí y por allá, un lugar donde la sangre fluía perfectamente…
¡Oh, sí, aquello sí que era vida! Sin embargo… Mis emociones cambiaron también
y el caserón se acabó incendiando. ¡Si es que el amor duele tanto como una
quemadura, vaya que sí!
No quisiera preocupar a nadie pero…
Hoy el viejo Fritz ha muerto y con él mi cordura.
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